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Canal de Castilla


 







Ingeniería Obras públicas. Construcción. Canalización agua. Campos. Norte. Presas. Dársenas. Sur


El Canal de Castilla como obra de ingeniería


Construcción del Canal del Norte

Hacia julio de 1758, Fernando de Ulloa fue nombrado director de las obras del Canal del Norte, empezando a ocuparse del proyecto de Silvestre Abarca, recomendado por la comisión de ingenieros. Comenzando la creación de una idea nueva para el Canal del Norte, al comprobar la poca comodidad de los proyectos de Lemaur y de Silvestre Abarca, para el tramo de Nogales y Calahorra de Ribas. En este trayecto se preveía la construcción de una gran presa sobre el río Pisuerga. 25 esclusas y 4 puentes-acueductos, además de otras obras de cantería menor importancia. El presupuesto de Ulloa era un poco más de 20 millones de reales.
El Conde de Valparaíso aprobó el proyecto de Fernando de Ulloa y el 25 de septiembre de 1759 se empezaron los trabajos en el estrecho de Nogales. Después de subir al trono el Rey Carlos III, el nuevo secretario de Hacienda, el Marqués de Esquilache, aprobó también el proyecto de Ulloa y aceptó públicamente su elaboración, de forma que la substitución ministerial no significó ninguna interrupción en los trabajos del Canal del Norte. Según la demostración de Antonio Flobert y Charles de Witte, en agosto de 1761 ya se había terminado de excavar el primer tramo, hasta Herrera.
Los trabajos continuaron con algunas interrupciones, sobre todo en 1762, por falta de fondos. Las obras del segundo tramo del Canal del Norte avanzaron lentamente, llegando incluso a paralizarse en 1766,una vez más por los escasos medios económicos. En los primeros años de la década de 1770, se observa una reacción en el trabajo, por ejemplo a principios de 1775 ya se había completado el segundo tramo. Sin esperar a acabar las esclusas y otras obras de cantería, Ulloa preparó el tercer tramo del canal, que tendría unas 21000 varas más de las 38510 que tenían los dos primeros tramos, de esta forma el Canal del Norte llegaría hasta Requena. Este tercer tramo sólo necesitaba una esclusa.
A finales del verano de 1775 el arquitecto e ingeniero Francisco Sabatini visitó el canal, quedando contento del desarrollo de las obras, mandó un aviso favorable al secretario de Hacienda para dar una mayor asignación económica y acelerar el ritmo de las obras. A causa de la rapidez, Ulloa pensó en alargar el Canal del Norte hasta las cercanías de Reinosa. Los aumentos en los servicios, se verían frenados por gastos militares, disminuyéndose el presupuesto desde 200000 hasta 133000 reales mensuales en 1777 y 1778, y 80000 reales a partir de enero de 1779, frenándose también el ritmo de construcción y excavación terminándose en 1781. Ulloa ya tenía preparado el cuarto tramo desde Requena hasta Calahorra de Ribas. Este tramo contaba con una longitud de 31325 varas, nueve esclusas y un puente-acueducto y tenía un coste de unos 8700884 reales. Las obras avanzaron lentamente a causa de la insuficiencia económica.
En julio de 1786, se jubiló Fernando de Ulloa, después de treinta años como ingeniero-jefe y director de las obras del Canal. Para sustituirle se designó a Juan de Homar, antiguo ayudante de Ulloa. Por fin el 10 de agosto de 1791, se terminó la construcción del último tramo del Canal del Norte, casi 32 años después de que se abriera, y consiguiendo enlazarlo con el Canal de Campos.
Así se hizo posible la navegación desde Paredes de Nava hasta el principio provisional del Canal del Norte, en el estrecho de Nogales. Con vistas a la puesta en servicio del canal, se construyeron almacenes y embarcaderos, y el astillero de Villaumbrales para construir y reparar barcas. En 1792, y una vez preparado el Canal de Campos y con las puertas para las 24 esclusas del Canal del Norte, quedó abierto el tramo desde Sahún el Real hasta Alar del Rey, con una distancia de unas 25 leguas, comenzando a hacerse realidad los planes del Marqués de Ensenada, para dar una vía de navegación al interior. Pasaron casi cuatro décadas desde su construcción hasta que se comenzó a explotar.


Descripción del Canal del Norte

Va desde Alar del Rey hasta Ribas de Campos. Recorre 75 kilómetros y es el que más desnivel salva, por lo que tiene 24 esclusas.
Alar del Rey-Herrera de Pisuerga (8,5 kilómetros)
Alar del Rey le debe su existencia al Canal de Castilla. Aquí es donde los ingenieros decidieron conectar el río Pisuerga con el Canal.
Nos ponemos en marcha por el camino de la orilla derecha y llegamos al Barrio de San Vicente, donde veremos la primera esclusa del Canal. Al llegar a San Quirce veremos la segunda.
En la cuarta esclusa existe una central eléctrica restaurada y en la sexta, nos desviamos del Canal hacia Herrera de Pisuerga, pues si seguimos nos encontraremos el paso cortado al llegar al cruce del Canal con el Pisuerga, y tendríamos que volver hacia Herrera.


Herrera de Pisuerga-Osorno la Mayor (27,7 kilómetros)

Esta segunda parte empieza en la presa de San Andrés, muy cerca de Herrera. Aquí existe un embarcadero, área de descanso y un centro de interpretación del Canal.
También hay que ver la esclusa de retención, que impedía la inundación del Canal con las aguas del río. Esta esclusa es un bello ejemplo de la ingeniería de hace más de 200 años.
Al llegar a la séptima esclusa veremos las ruinas de un molino. Un poco más y habremos llegado a Ventosa de Pisuerga, a la derecha del Canal.


Osorno la Mayor-Frómista (21,2 kilómetros)

En Osorno podemos encontrar muchos monumentos: la iglesia parroquial de estilo gótico, la ermita de Nuestra Señora del Ronte, o la casa de los Hierro, hoy ayuntamiento. Después de verlos, nos vamos hacia el Canal y llegamos a la esclusa 15. Enseguida vemos el acueducto
de tres ojos sobre el Vallarna. Un kilómetro a la derecha, las cabañas de Castilla, que de cabañas tiene poco, porque es una torre de esquinas redondeadas. En la misma dirección, un poco más lejos, Santillana de Campos, feudo del marqués de Serranillas. Al Este, Lantadilla, cuya iglesia parece una catedral. Al Oeste, Marcilla. Junto al Canal, el puente de Conejeras y Requena de Campos, con su iglesia de San Miguel de retablo renacentista.
Ahora nos dirigimos a Frómista. Pasamos por la charca de Valdemorco, una laguna de verdad, donde encontramos ánades reales y si vamos en invierno, garzas.
Después de la esclusa 16, vemos en la margen derecha, la toja del Molino: es una extensión de terreno completamente inundado donde conviven cigüeñas, fochas, garzas, patos… Si aquí torcemos a la izquierda por un camino, llegaremos a Boadilla del Camino.
Ya estamos en Frómista, donde la ruta del Canal se cruza con la ruta jacobea. Aquí encontramos la cuádruple esclusa y la famosísima iglesia de San Martín.


Frómista-Calahorra de Ribas (17,1 kilómetros)

Nos vamos hacia la esclusa 21, que ahora está medio sepultada bajo la carretera nacional. Después llegamos a otro acueducto. Bajo este pasa el río Ucieza. Continuamos nuestro camino y pasamos por Piña de Campos y a lo lejos podemos distinguirla iglesia de Támara, que por el tamaño se podría decir que es una catedral. En la misma dirección tenemos otra iglesia, la de Santoyo.
Hacia el oeste vemos las dos Amayuelas. Son dos pequeños pueblos que poseen una vieja fuente romana y una iglesia románica.
Llegamos a un puente y a su derecha vemos una laguna, es la charca de la Besana. Al este se encuentra Amusco. En el destaca la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes.
A continuación observamos la laguna de la Toja, una de las más grandes que hay junto al Canal. Probablemente veamos garzas y algún aguilucho lagunero. También veremos azulones y fochas. Al fin llegamos a Calahorra de Ribas, donde podremos ver la esclusa triple, la espadaña del convento que sirvió de guía a los constructores del Canal.


Construcción del Canal de Campos

Fueron dos, las razones principales, las que decidieron a Ensenada a empezar por el Canal de Campos. La primera de ellas es que al ser éste canal de más corto recorrido y con terrenos relativamente llanos, se tardaría menos tiempo en construir. Otra razón fue que al potenciar el aprovechamiento para el riego, los campesinos comenzarían a aprender nuevas técnicas de regadío, para aprovechar mejor las aguas del canal.
Las obras del Canal de Campos se iniciaron el 16 de julio de 1753. Al principio en la obra trabajaban 27 obreros mientras que en los meses siguientes serían un total de 500 trabajadores. Los proyectos continuaron y a mediados del siglo XVII, se comenzó la construcción de los canales del Norte y del Sur. El trazado tenía que ajustarse lo más posible al presupuesto. El canal pasaría por Grijota, Villaumbrales, Becerril de Campos, Paredes de Nava, Fuentes de Nava, Abarca, Castromocho y Capillas para finalizar en Castil de Vela.
En el Canal de Campos el regadío era casi tan importante como la navegación. Pero Ulloa explicó que el agua no podía descender por debajo de dos varas porque se dañaría la navegación. La principal zona regable del Canal de Campos comprendería las tierras inundadas por la Laguna de La Nava (que fue necesario desecar)
La forma de pagar sería tanto la vara como el pie cúbico, procurándose establecer precios fijos para una mejor contabilidad. A los obreros se les pagaría debidamente, con el fin de asegurarles la subsistencia cotidiana, con una ración de pan y vino y 6 cuartos (1,5 reales) por persona. Cada trabajador podía extraer 4 varas cúbicas diarias, y cada tramo se finalizaría en 40 días. Los trabajadores se alojaban en dos campamentos situados en los tramos 11, 12, 30 y 31, siendo el encargado de conseguir 250 tiendas de campaña el tesorero general, José Mozo de la Torre. Una de las tiendas hacía de capilla y otra de cárcel. Mientras la construcción seguía, Carlos Lemaur se pasaba el tiempo haciendo presupuestos y mediciones. No había un número fijo de obreros, al acabar las cosechas eran 1500 los obreros contratados pero muchas veces éste número resultaba escaso. A finales de noviembre de 1753 se había finalizado la apertura de los dos primeros tramos.
La llegada de Ulloa desde su visita a París trajo nuevos problemas. Éste regañó a Lemaur por no haber vigilado el último tramo, para que fuera lo más rectilíneo posible, y por los problemas con los salarios de los obreros.
Una vez solucionado el problema del salario, Lemaur pudo poner más atención al trazado de los siguientes tramos del canal, desde El Serrón hasta Villaumbrales. Mientras continuaba la excavación con un aumento de los trabajadores (en los primeros meses de 1754 eran más de 2000), elaboró los planos de puentes, acueductos-sifones y esclusas de retención. Según las previsiones el Canal de Campos podría entrar en servicio a fines de 1754.
Una vez superadas las dudas de Ulloa, y tras las últimas medidas el proyecto seguía adelante. Pero esta situación se vería interrumpida el día 20 de julio de 1754 con la desposesión de los cargos del Marqués de la Ensenada en los ministerios. Antes del fin de julio, se mandó la noticia de parar la excavación. Según Antonio de Ulloa, fueron dos las principales razones; una el interés de completar la construcción de las obras cantería y de los diques de protección, la segunda tenía que ver con el propósito de preparar dichos tramos para el regadío, con el fin de que se pudiese empezar a rentabilizar cuanto antes el dinero invertido. Pero a pesar de esta orden, las excavaciones continuaron hasta completar el último tramo proyectado por Ulloa, en las proximidades de Paredes de Nava a finales de noviembre de 1754.
Desde fines de 1754 hasta mediados de 1758, el proyecto de los canales de Castilla sufrirá una etapa de titubeo, corriendo serio peligro que siguiera construyéndose. Antonio Ulloa, que no estaba animado desde el cese de cargo de Ensenada, decidió presentar la renuncia a su cargo a finales de 1754, para reincorporarse a la Marina. Se dirigió al Conde de Valparaíso, haciendo un cálculo de lo realizado hasta entonces en el Canal de Campos


Descripción del Canal de Campos

Nace de las aguas del Carrión en Calahorra de Ribas y termina su recorrido en Medina de Rioseco. Es el más llano de todos los ramales, por lo que sólo tiene 7 esclusas.


Calahorra de Ribas- Sahagún el Real (28 kilómetros)

En primer lugar, pasamos por la esclusa de retención. En las dos orillas hay sendos caminos y una densa y tupida alameda, al final de la recta por la que nos lleva ahora el Canal, al puente de Valdemudo. Fue uno de los primeros en construirse, pues por aquí pasaba y pasa una Cañada Real Leonesa. Para que los ganados merinos no se vieran entorpecidos se construyó este puente fabricado sobre el suelo, ahorrando los arcos. Después fue usado también por la carretera de Palencia a Carrión. Actualmente se encuentra fuera de uso.
Siete kilómetros más abajo nos encontramos con el Serrón, lugar donde el Canal de Campos gira a la derecha y nace, en dirección a la izquierda, el Canal del Sur.
Seguimos por el de Campos. En Villaumbrales nos espera un magnífico puente apuntado, el Almacén del Rey - donde existió un pequeño astillero - y uno de los tubos más grandes del Canal, gracias al cual salva un arroyo.
Rodeado por hileras de álamos, el Canal nos lleva a Becerril, al que llegaremos por el puente de San Juan. Podemos hacer un alto en el camino para ver la iglesia museo de Santa María, el aljibe, el Ayuntamiento… Al fin llegamos a Sahagún el Real, un pueblo tan canaliego como deshabitado. Embarcaderos, almacenes a los que se llegaba desde el Canal, el fielato, un puente y la Ermita del Canal, único edificio religioso del mismo.
A tres kilómetros, Paredes de Nava, otro lugar lleno de arte e historia que es preciso conocer.


Sahagún el Real-Villarramiel (24,2 kilómetros)

Después de visitar Paredes de Nava, continuamos nuestra ruta. Pasamos sobre el arroyo Melgares, y podemos observar lo que sería duro terreno de secano si no fuera por el Canal que lo ha convertido en campo verde.
Vemos unas compuertas sobre el Canal. Estamos en un acueducto de tres ojos y debajo está el río Retortillo. Aquí el Canal aumenta las aguas del río que, un poco más abajo, desemboca en la laguna de la Nava. Este humedal (el más importante de la Tierra de Campos junto a las lagunas de Villafáfila en Zamora) se ha podido recuperar gracias a la Canal.
A cinco kilómetros otro acueducto, esta vez sobre el río Valdeginate. Y estamos ya en Abarca de Campos. En el Barrio del Puente se encuentra la primera esclusa de este Ramal, que hoy es también museo de arte moderno y restaurante. Hemos hecho 50 kilómetros sin ver una esclusa y seguimos por la carretera que nos llevaría hasta Villarramiel.


Villarramiel-Medina de Rioseco (25,7 kilómetros)

Este es el último trayecto del Canal de Campos. Las esclusas están abandonadas, las casas semicaidas… Pero es agradable, pues seguimos paseando por una paisaje verde.
El primer pueblo es Capillas. Palomares a nuestra llegada; los restos de un embarcadero… Ya en el pueblo podemos visitar la iglesia de San Agustín, los restos de la muralla, o su histórica fuente.
Saliendo de Capillas, pasaremos por la segunda esclusa. Seis kilómetros más abajo, la tercera. La cuarta, que aun conserva antiguos almacenes del Canal, y la quinta, donde podemos encontrar la casa del esclusero en ruinas y un enebro, se encuentran en sitios similares donde siempre reina la paz. Por la carretera llegaríamos en dirección Sur a Belmonte, que posee un precioso castillo.
La sexta también se encuentra en un tranquilo lugar, sólo acompañada por restos de almacenes. De aquí a la séptima pasaremos por un acueducto sobre el río Sequillo. Y desde la séptima podemos ir en línea recta hasta Medina de Rioseco.


Construcción del Canal del Sur

Años antes de que se acabasen las obras del Canal del Norte, ya se había presentado el trayecto para continuar los Canales de Castilla. Tenían tres posibilidades: acabar de construir el Canal de Campos hasta Medina de Rioseco, empezar el Canal del Sur o seguir con el Canal del Norte hasta las cercanías de Reinosa. La intención de Fernando Ulloa había sido la tercera así que en septiembre de 1785 propuso iniciar rápidamente las obras del tramo de Alar del Rey hasta Quintanilla de las Torres. En febrero de 1789 según una Real Orden se mandaba al ingeniero Juan de Homar que hiciese un proyecto detallado del Canal del Sur con su enlace desde el Canal de Campos, hasta Valladolid, dejándose la idea anterior de Ulloa.
Juan de Homar cumplió la orden haciendo un proyecto del Canal del Sur muy fiel a la idea general de Antonio de Ulloa. El principio del Canal sería en la loma de El Serrón (cerca de Grijota) tomando las aguas del Canal de Campos, hasta las proximidades de la ciudad de Palencia, continuando por los ríos Carrión y Pisuerga hasta desaguar enfrente del Espolón viejo de la ciudad de Valladolid con una longitud de 67443 varas, dotada de 19 esclusas, un gran puente-acueducto (sobre el desagüe de la Laguna de la Nava), y otras obras de menor importancia. El presupuesto total de la construcción para el Canal del Sur según Homar seria 13.129.816 reales.
Este proyecto fue aprobado oficialmente y en 1792 se comenzaron las obras del Canal del Sur, con 200000 reales mensuales. En junio de 1795, Jovellanos volvió a visitar los canales castellanos. Junto a algunas esclusas se empezaron a instalar molinos y fábricas, para aprovechar los saltos de agua antes de terminar su construcción.
En noviembre de 1800, que ya habían llegado frente a la ciudad de Palencia, los agobios financieros de la Real Hacienda obligaron a paralizarse los servicios económicos de canal, provocando la inmediata detención de las obras. A petición del ingeniero Agustín de Betancourt en un informe del Canal de Castilla al secretario de estado Pedro Cevallos, recomendó que se continuasen las obras con la misma plantilla de fines de 1785. Pero la Real Hacienda sólo facilitó 1.216.119 reales (apenas la mitad que antes). Se reanudaron los trabajos con un ritmo más lento, consiguiendo abrir a la navegación el primer tramo del Canal del Sur, hasta las proximidades de Palencia. Pero no pudo ser continuo y se suspendieron los trabajos en 1804, cuando se encomendó a Homar la tarea de construir el camino carretero de Quintanilla de las Torres hasta Herrera de Pisuerga.


Descripción del Canal del Sur

Nace en El Serrón y acaba en la dársena de Valladolid después de superar 18 esclusas.


El Serrón-Dueñas (24,7 kilómetros)

El Canal del Sur empieza en El Serrón y toma sus aguas del Canal de Campos. Lo primero que veremos será una esclusa triple con construcciones unidas. Después, en la Grijota encontramos una esclusa doble: la 28 y la 29.
A continuación pasamos por la laguna de la Nava. Vemos un puente nuevo y feo aunque el lugar mantiene el nombre del antiguo: los cinco ojos. En la esclusa 30 se levanta una fábrica de harinas.
La 31 y 32 son las esclusas de Viñalta. Hasta que estemos en Dueñas tendremos a nuestra derecha el páramo de los Torozos, con muchos arroyos que se dirigen al Canal. A partir de Viñalta, vamos a pasar muy cerca de Palencia; un ramalillo saldrá a la izquierda por si queremos ir a la dársena de la ciudad, que también fue centro de transportes en la época de prosperidad.
Ahora, el Canal avanza entre el Monte del Viejo y el río Carrión, y nos lleva hasta Villamuriel de Cerrato, que tiene-además de una esclusa-una iglesia con una torre preciosa.
La siguiente esclusa es triple y se encuentra en Soto de Alburez. Curiosamente, la 34 es ovalada mientras que la 35 y 36 son cuadrangulares. Esto se debe a que cuando se terminó la primera se detuvieron las obras del Canal y cuando continuaron, años después, el proyecto de las esclusas cambió.
Después de haber pasado otras dos esclusas, llegamos a Dueñas.


Dueñas-Valladolid (28,9 kilómetros)

Después de para en Dueñas, nos disponemos a acabar el recorrido del Canal. Este tramo avanza entre la autovía y el ferrocarril.
Por la esclusa 39 cruza la carretera que nos llevará a Trigueros del Valle, Cubillas de Santa Marta y Valoria la Buena. En esta localidad encontramos una iglesia de planta octogonal. En Trigueros tenemos una ermita y un castillo.
Desde la esclusa 40, en Aguilarejo, podemos ver los restos del monasterio de Palazuelos, románico del siglo XIII.
Llegamos a la 42, única esclusa de todo el Canal en la que funcionan las compuertas. En ella podemos imaginarnos el funcionamiento de todas.
En la dársena de Valladolid todavía queda una vieja grúa de las que trabajó cargando las barcazas que subían hasta Alar.


Elementos del Canal

El cauce del Canal tiene una anchura y profundidad variable dependiendo de los tramos, entre 11 y 22 metros de anchura y 1,80 a 3 metros la profundidad.
Por sus aguas navegaron las barcazas, en un principio se movían por arrastre y vela, pero después sólo se usó el arrastre mediante caballerías como fuerza motriz.
El tráfico por el Canal solo estaba permitido de sol a sol.
La esclusa es una balsa realizada en piedra que sirve de conexión a dos tramos seguidos del canal que están a distinto nivel. Cuando una sola esclusa no puede con todo el desnivel de las aguas de un tramo al otro hay que colocar varias, una a continuación de la otra, formando una agrupación de esclusas consecutivas. Así son las cuatro esclusas de Frómista que salvan un desnivel de 14,20 metros, o las tres de Calahorra de Ribas. En los extremos de cada esclusa se colocaban puertas de doble hoja. En la puerta, una compuerta baja que se accionaba desde la parte superior mediante un sistema de guillotina, permitía el paso del agua y de esta forma se llenaba o vaciaba la esclusa.
Tienen planta oval o rectangular. Las primeras son anteriores a la Guerra de la Independencia. En estas pueden pasar dos embarcaciones a la vez, debido al ensanchamiento en la parte central. Como compensación, es necesario un mayor volumen de agua para manejar la esclusa.
Las de planta rectangular se construyeron cuando el Canal pasó a manos privadas. Necesitan menos tiempo de maniobra, al mover menor volumen de agua. Sólo permitían el paso de una barca. De esta forma son las del Ramal de Campos, y las últimas del Ramal Sur.
Los acueductos se construyeron para que el Canal pueda cruzar el cauce de los ríos y arroyos. Se realizaron con bloques de piedra y su longitud depende de la anchura del obstáculo que se quiera salvar. El más espectacular es el acueducto de Abánades, cerca de Melgar de Fernamental, que cruza el río Valdavia mediante un acueducto de cinco arcos de medio punto. Junto a los grandes acueductos, existen otros de menor tamaño, de un solo ojo, utilizados para que el Canal salvase arroyos y sangraderas. También, el arroyo se salva a veces mediante simples conductos.
Las presas tienen el cometido de regular el cauce del río donde se hace la toma del agua para el Canal, igualando el nivel de aquél con el de éste y así facilitar el cruce del río por las barcas e impedir que las aguas del Canal sigan hacia el río.
Las dársenas están edificadas en piedra, en ellas se realizaban las operaciones de carga y descarga de los productos transportados. Están situadas en los extremos del Canal, y también en algún punto intermedio, como Palencia.
En las dársenas y embarcaderos, se situaban los almacenes destinados al depósito de los materiales transportados.
Otras edificaciones levantadas a lo largo del Canal, que todavía se conservan, son las arcas para la toma de agua de las acequias utilizadas en el regadío de las tierras.


 





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