Carlo Fontana (1638-1714), uno de los arquitectos más importantes del barroco tardío, precursor de la evolución entre la exuberancia barroca y la sobriedad clasicista. A partir de algunas obras primitivas, como la iglesia de San Marcello al Corso (1683) en Roma —donde bajo una profusión de detalles ornamentales barrocos se adivina ya la voluntad de componer una articulación espacial sencilla y geométrica— evolucionó hacia una serie de construcciones posteriores, como el pórtico de Santa Maria in Trastevere (1702) en Roma, donde se aprecia de forma clara su estilo austero y poco decorado. En España construyó la iglesia y el colegio de los jesuitas de Loyola. La obra de este maestro influyó no sólo en sus discípulos italianos, sino también en muchos arquitectos del barroco austriaco, inglés y alemán.