Desde el punto de vista histórico, el prerrafaelismo, significa el romanticismo en el desenvolvimiento del arte inglés, en el cual un grupo de artistas, dominados por el sentimiento, buscan asuntos medievales, porque en la atmósfera del misticismo y del éxtasis hallan la satisfacción de sus aspiraciones, traduciendo sus movimientos anímicos en la expresión de los rostros de sus figuras y en el poético trazado de sus líneas.
Los prerrafelistas quisieron formular una protesta moral e intelectual contra la frivolidad y contra la opresión académica y cultivar el gran arte.
Ya en el primer cuarto de siglo, la escuela inglesa había visto formarse otro grupo, la Hermandad Poetica, agrupada en torno a la figura de William Blake, el cual ejerció su influencia sobre Etty, Linnel, Richmond, Palmer y Calvert, grupo en el que se advierte ya el espíritu legendario y el gusto de italianismo que caracterizaron luego a los prerrafaelsitas.
El punto de partida del prerrafaelismo es una reacción contra el sentido realista. En Inglaterra la reacción realista se caracteriza por una especie de cambio brusco, de aparición súbita y desconcertada, sin preparaciones previas. Además este moviemiento realista estaba consagrado a reproducir la imagen de la vida contemporánea, salvo excepciones, a transportar la obra de los poetas tanto antiguos como modernos.
Defensor y mecenas de los prerrafaelistas fue Ruskin, el cual afirmaba que “el prerrafaelismo solo tiene un principio: la verdad más absoluta, la más intransigente en todas sus obras; y la obtiene trabajando del natural y sólo del natural, hasta el pormenor más insignificante. Todo fondo de paisaje prearrafelista está pintado al aire libre hasta la última pincelada, según un paisaje real. Cada accesorio por ínfimo que sea, está pintado del mismo modo. Y una de las principales razones por la que algunos artistas han atacado a esta escuela es el gran cuidado y el trabajo enorme que tal método reclama de quienes lo adoptan, en comparación al estilo flojo e imperfecto actualmente en uso.”
Por otra parte la reforma, no se limitaba al arte y apuntaba sobre todo a la poesía. Para Taine, lo que ansían representar por el dibujo, el color y la palabra escrita son “las impresiones de la persona moral, el diálogo silencioso del alma y de la naturaleza, la sorda resonancia de un yo profundo lleno de cuerdas vibrantes de una gran harpa íntima que responde a todos los contactos externos. Para ellos ese yo poderoso es el personaje principal del mundo…” Según A. Chevrillón, para los prearrafaelistas “lo esencial es el halo de ensueño, de sentimiento, de ideas, de imaginación, el misterioso cortejo espiritual en torno al hecho de conciencia primitiva; porque esencial e independientemente del hombre que contempla, corresponde al objeto, y está ligado a su apariencia como el siginificado de una palabra a la forma de las letras que lo componen. Este significado y no esta forma, constituye el ser, la realidad.”
Para extender estas ideas los prerrafaelistas fundaron una revista, The Germ, que sólo tuvo cuatro números.
En un Primer Período, el prerrafaelismo, había querido fundar un arte nacional basado en un estudio minucioso de la naturaleza apoyado en un fondo de leyendas y tradiciones populares. En su siguiente fase desarrolló una preocupación por más social. A este movimeinto sae debe el impuklso que determinó la renovación de la ornamentación y que formó lo que se ha llamdso modern style. Significaron una gran fuerza en cuanto al contenido del arte.
Los Prearrafaelistas Enamorados de Shelley, Byron y Keats, rebuscadores de de las leyendas de la fe, de las armas y del amor, Dante Gabriel Rossetti, Holman Hunt y John E.
Millais, formaron en 1848 la hermandad prerrafaelista, en oposición a la Academia, la cual apreciaba más la tradición rafaelesca que al mismo Rafael, mostrando una gran predilección por la sencillez e ingenuidad de los prerrafaelitas.
William Michael Rossetti, hermano de Dante Gabriel, analiza así el Objeto de los prerrafaelistas:
• tener ideas sinceras para expresarlas;
• estudiar atentamente la Naturaleza para saber exponer y manifestar aquellas ideas de la mejor manera posible;
• simpatizar con cuanto en el arte antiguo es serio, sincero y cordialmente sentido, y rechazar todo lo convencional, teatral y aprendido según reglas;
• y lo más importante, crear buenas pinturas y bellas estatuas.
Ellos intentaban “volver a los días del pasado de la pintura anteriores a Rafael, sólo en este punto: el de querer representar las cosas tal y como son o suponemos que debían haber sido, pero abandonando toda convención y regla de la pintura, y hemos escogido este nombre, porque los artistas del tiempo de Rafael y después de Rafael abandonaron esta libertad para sujetarse a reglas y convenciones académicas.” No intentaban volver a lo arcaico por afección, sino por un sentido de libertad total.
Por supuesto, esta intención no fue ni ha sido siempre comprendida. Si bien tuvieron como “mecenas” a John Ruskin, el crítico más elogiado de la época, el propio Charles Dickens, no tuvo reparos en censurarlos abiertamente.